Dualidad
Dirijo la mirada hacia la
ventanilla del micro y observo los destellos de los relámpagos,
lejos en el horizonte, prueba irrefutable de una tormenta desatándose
allí donde yo estaba hacía solo apenas unas horas.
Como un contraste digno del
surrealismo, un cielo cubierto de estrellas se alza sobre mi,
estrellas que no estoy acostumbrado a ver todos los días en la gran
ciudad.
Me pregunto si el micro
podrá mantener la distancia y brindarme este maravilloso espectáculo
todo el viaje... mi viaje de vuelta. Pero rápidamente la respuesta
me asalta con una rotundidad inimaginable.
Hay cosas de las que no se
puede escapar, la tormenta terminará por alcanzarme (siempre lo
hace) cuando llegue a la gran ciudad. Mi consuelo reside en atesorar
el momento en mi mente y seguir viaje, pues aunque el mal tiempo nos
alcance, nunca se hará eterno, y cuando este pase siempre le seguirá
la calma.
G. A. García Xaubet
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